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Contenido de la nueva página Feliz año 2009
Todo principio tiene un fin!
La emoción predomina en todos los ámbitos de nuestro entorno para cambiar los viejo por lo nuevo. Los fracasos de la vida y las esperanzas por volver ha empezar una nueva vida, se cimienta en el cambio con la llegada de un nuevo año al que, le cifran nuevas ilusiones. Creemos que al apagarse las luces de la vida y la espera de nuevos senderos se borran para siempre el pasado y con ello, se empieza a vivir. A juicio personal no basta borrar de la mente la aventura vivida, sino que hay que llegar a la reflexión para expiar la culpabilidad de cada ser humano y enmendarla para ser mejor que ayer.
En el viejo trinar de la vida por senderos espinosos observo el viejo árbol que a la par crecieran mis antepasados. Ese árbol que cobijó bajo sus sombras mis lágrimas que derramaba por la angustia del fracaso de la vida. El árbol que cobijó a los animales de los rayos solares. El árbol que, como los viejos que anidan su propia soledad no ven el pasado ni el futuro sino que observan el paso de los que ambicionan el poder y la gloria a sabiendas que todo es nada en la vida. Los latidos del corazón como el del reloj se acercan para llegar al final de lo que fue el principio de un año que se va para siempre como el letargo, el sueño de la vida.
Para estos momentos he preparado mi testamento cargado de las vicisitudes de la vida. Es el testamento que ha nadie heredaré porque no quiero compartirlo. Es un testamento de experiencias y fracasos que me ha dado la vida. Es el documento en donde plasmo mis alegrías, mi dolor y mi tormento. Es el dolor convertido en alegría, es el testamento escrito con las lágrimas de quien sufre y calla. Todo principio tiene un fin como la vida misma. Hoy y en pocas horas mas de fenecer este ya cansado año 2008, vale la pena hablar un poco de la dignidad del ser humano.
Todo ser humano tiene dignidad y valor inherentes, solo por su condición básica de ser humano. El valor de los seres humanos difiere del que poseen los objetos que usamos. Las cosas tienen un valor de intercambio. Son reemplazables. Los seres humanos, en cambio, tienen valor ilimitado puesto que, como sujetos dotados de identidad y capaces de elegir, son únicos e irreemplazables. El respeto al que se refiere este principio no es la misma cosa que se significa cuando uno dice “Ciertamente yo respeto a esta persona”, o “Tienes que hacerte merecedor de mi respeto”. Estas son formas especiales de respeto, similares a la admiración. El principio de respeto supone un respeto general que se debe a todas las personas.
Dado que los seres humanos son libres, en el sentido de que son capaces de efectuar elecciones, deben ser tratados como fines, y no únicamente como meros medios. En otras palabras: los hombres no deben ser utilizados y tratados como objetos. Las cosas pueden manipularse y usarse, pero la capacidad de elegir propia de un ser humano debe ser respetada. Hoy en la antesala del nuevo año, hagamos todos un brindis de amor y fraternidad y, que con la gracia del creador del universo, firmemos el pacto de la humildad y caminemos todos tomados de la mano hasta conseguir el triunfo de la vida. archilagomez@hotmail.com. Dic 3I 08.. Los Consejos de un Abuelo Chiapacorceño. Estos si son consejos, no chingaderas.. Este Tio de Chiapa de corzo, es un personaje muy particular, tiene 98 años y todos los días se toma un jicara de Pozol Blanco reventando y su vaso de "Cañita". Un día le dijo a su nieto queesque ya se considera Conejo: "Mira Jodido , te gua a da 10 pinchis consejos pa' que vivàs bien, miràme a mí, ¡toy en la flor de la vida: 1.- Agradecè por todo ( No te tés quejando ) , dale gracias a Diosito que tás vivo, porque a otra bola de pendejos, ya se los cargó la chingada! 2.- Miràlo, cuando podás comer, come, cuando podas dormir, dormí, cuando podás trabajar, trabajà y dale gracias a Diosito porque tenés salud¡ (No te tés quejando como Chamaquito) 3.- Si en la noche no podés dormir, pos' párate gûebon; y ponete a hace algo, porque si te quedás en la cama sólo vas pensà puras pendejadas ¡ ( De por si............ ??) 4.- Los problemas grandotes, esos que son del mundo, mandàlos a la jodida, no lo vas a arreglar vos (Además ni los entendés , no te hagás pendejo ¡¡ ) , dejà que otros cabrones los arreglen, vos ocupaté de los chiquitos, de esos que están en tus manos ( y que a veces entendés ), esos atendélos, los demás a chingar a su madre¡¡¡¡¡ 5.- Si te dan, agarràlo, todo lo que te den, agarràlo, así sea un tu vergazo o una tu bolsa de paga, porque uno vive pensando que las cosas las genera uno, pero no sabés de qué forma te llegan, así que vos agarrálo y no te apendejès! 6.- Eso si, no agarrés lo que no es tuyo, no seas coyolón; ni el machete, ni el caballo, ni la mujer de otro, lo ajeno respetàlo, es de otro, cada quien tiene lo suyo! 7.- Lo que hagàs , hacélo con gûevos, con muchos gùevos, ganas y harto gusto, porque no sabés cuándo te va a cargà la chingada ( ............??? ) ! 8.- Cuidàte de los cabrones y de los pendejos, fijàte bien (son un chingo y vós tenés imán pa' estos) , conocèlos y nunca seas como ellos! 9..- Nunca te preocupès por lo que no tenés, cuántos jijos de la Chingada que tienen todo el dinero del mundo están en el bote o pegados a un hospital; tenés algo más valioso que es tu libertà, esa no tiene madre! 10.- Mandá a chingar a su madre a la muerte ( Si me entendés,verdad..???) , que sea ella la que se preocupe por vos y no seas vos el que se preocupe porque te va a lleva! Pensàlo bien y vas a vè como te va ir de galan en la vida....... ----------------------------------- voz cuando eras muchachito talves te acordaz que alguna vez fuiste a pepena nanchi y a comé piñita y guayaba agria y, eras tan cabrón que hasta matabas con tu tirador a las pobres lagartijas y alguna que otra palomia...Si toy hablando así, es porque asi lo hice desde muchachito por aquello que creas que estoy imitando a los de la rial. Ellos lo pepenan nuestro modo de hablar porque !nanchis! ellos son de otra estirpe..En fin leelo mi cuento. Mucho nanchi y guayabita.
El cerrito de la lomita!
Una de estas tardes observaba el “cerrito de la lomita”, como le hacían llamar nuestros ancestros en aquellos tiempos cuando los labriegos se iban a sus sembradíos o los comentarios históricos de los viejos revolucionarios que “coyoliaban” los ojos para detectar a los enemigos y echarse de balazos como si estuviesen en una regadera dándose un duchazo. La verdad que en lo particular se me vino a la memoria aquellos tiempos cuando la muchachitada se iba a “nanchiar” y de paso darse un festín de las piñitas, guayabitas verdes, jocote de caballo o agrio, cinco negritos, anonas y otras frutas silvestres de la temporada.
En la cima de la lomita está la antena de Televisa. No mas una cruz señal de la fe de nuestros ancestros que acudían en romería a pedirle al santo de su devoción que mandara agua del cielo porque las siembras amenazaban con perderse. Las milpas se habían convertidos en cigarros, la tierra estaba árida. “ni un soplido de viento”, comentaba doña Getrudez que por medio de un cacho llamaba a la gente para que fueran al cerro a pedir agua, mucha agua para que alimentara a las siembras de maíz y fríjol. Dicen pues, que la fe levanta montañas. Y esa fé se cumplió cuando en menos que canta un gallo el cielo se nubló de negro señal de un señor aguacero que se dejó sentir. Los creyentes bajaron del cerrito cubierto con paraguas o toallas para no mojarse pero que al fin, si así fuese, ya esta el aguacerazo que formaba grandes corrientes de agua en el camino transitable.
Ese cerrito también servía de observatorio y un estacionamiento que servía para repetir el mensaje que se enviaba o recibía no por un celular sino por un cacho que se hacía sonar y enviarlo el destinatario. En fin EL Cerrito siempre ha sido historia y aún en tiempos recientes cuando la novia era raptada por el novio, saludaban al cerro y le prometían volver e ir a el para pepenar nanchi. Al lado de este cerrito también se puede observar al Nambiyugua y su lado el cerro de Los Tenamastes, testigos de muchas aventuras. También son parte de la historia de Villaflores. JULARGO.
--------------------------------------------Hoy estamos a 05 de Agosto de 2010. Me compromití hace dos seamans ocupar mi tiempo haciendo mas historia para entretenerme y sacar lo mucho o poco que aun existe en este viejo cerebro que supuestamente para algo sirve. Fui al medico especialista un poco alarmado porque parece ser que ya quiere o esta fallando este corazon que siempre ha amado las cosas buenas. Aqui les presento algo real de mi pueblo. Tradiciones de mi pueblo.
¡Buenos días tío!
Cuando por allí me encontraba, siendo un muchachito de escasos siete años, con don Fortino Rincón cuyo domicilio lo era en la esquina de la 1ª norte y calle central, de esta ciudad, me gustaba siempre darle los buenos días, ¡Buenos días tío Fortino!, por el hecho de que platicaba muy bonito, “cosas de Dios” que retomaba de unos folletos denominado La Atalaya”. De igual manera lo hacia con don Marcelo Fernández, tío Chelo, a quien le llevaba unas buenas frutas de guayaba. Su antojo predilecto que lo compartía con su esposa, la tía Roselia.
Mi trabajo, pese a “mi juventud” era de aseador de zapatos y por ello me relacionaba con personas adultas a las que escuchaba con mucha atención, prediciendo, quizá lo que vendría seis décadas después. Aviones, carreteras, teléfonos, telégrafos, radio, televisión y, muchas cosas más que ahora disfrutamos para bien o para mal, pero, por eso estamos en la era de la modernización. A esa edad, la mayor parte de los muchachitos nos gustaba ocuparnos en cualquier oficio siempre y cuando nos dejara una centavos para apoyar a nuestros padres y, de paso comprarnos nos buenos zapatos mineros, telas de mezclilla para los pantalones y de la llamada tela de cabeza de indio para las camisas,
Por esos tiempos habían dos molinos de nixtamal, uno propiedad de don Alberto Grajales, mas conocido como El Barril y, el otro del señor don Emilio Calvo, ambos molinos lo hacían funcionar con el escape abierto a eso de las tres de la madrugada despertando a todo mundo en señal de que las señoras podrían llevar el nixtamal para ser molido. Por un kilo molido del maíz cocido para hacerlo masa fina cobraban la muy respetable cantidad de tres centavos y, si llevábamos una moneda de cinco centavos nos daban unos boletos de un centavo para con eso pagar la siguiente molida del siguiente día.
A partir de las tres de la madrugada se dejaba escuchar “la palmiadera” de las señoras haciendo las sabrosas tortillas matamaridos. El relinchar de los caballos esperando al amo para llevarlo a los sembradíos. Los famosos candiles o quinqués o teas de ocote para que se alumbraban. Sin faltar el luceron que alumbraba con todo su esplendor por el lado oriente del pueblo de Villa Flores. Olvidaba decir, que los hogares mas pobres, más humildes por no haber dinero para ir al molino de nixtamal utilizaban los metates o piedras para moler el nixtamal. Hervían el agua en
Jarrones de barro al igual que los sartenes para freír los frijoles y los grandes comales para coser las tortillas. Allí en un rincón de la cocina lucían los bonitos fogones con leña seca ardiendo todo el día y noche. No faltaba en la cocina las famosas chilmoleras, los molinillos para batir el chocolate y fuera de la cocina las grandes bateas de madera para lavar la ropa. La vida, la que marca nuestro destino y el futuro de todos los seres humanos nos hace pensar en la grandeza del Omnipotente y nos hace reflexionar que, pequeños e insignificante somos ante la grandeza de lo desconocido. Continuará archilagomez@hotmail.com. agosto 2010
Los tiempos de ayer y siempre.
Abuelito, cuéntame un cuento!
Julio ARCHILA GOMEZ
Abuelo, cuéntame un cuento. Hace tiempo no escucho tu voz y hoy , al escuchar el canto del ruiseñor, me acordé de aquel día en el campo, a la sombra del amate. Estabas sentado en tu butaca mientras yo me divertía persiguiendo a las gallinas. Entonces me llamaste: ¡Ven Fernanda, tengo un cuento para ti! Corrí y me senté en tu regazo; vi cómo tus manos arrugadas extraían del bolsillo un papel doblado. Habías dibujado un ruiseñor. No había dudas de que era para mí. Me llamabas ruiseñor, ¿recuerdas? Cuando yo le cantaba a mis muñecas, tú sonreías y me decías que todas las niñas del mundo, menos yo, le hablaban a sus muñecas. Pero ese canto no era para ellas, era un desafío a la soledad; a mi crecer sin atenciones. Era la más pequeña de cinco hermanos, mucho mayores que yo; mis padres estaban viejos y cansados; la crianza de los primeros les aniquilaron las fuerzas; por eso no me veían, y mucho menos me escuchaban.
Aquel canto me valió el apodo de ruiseñor. Sólo tú me llamabas así. Tú sí me escuchabas. En tu rostro se notaba la alegría de tenerme; no parecías tan viejo y triste como mis padres, pero eras raro como yo, decías que escribías cuentos sin palabras, y me los mostrabas; eran solo dibujos. Y mirando el papel como a un libro de cuentos, me contabas historias de las imágenes que habías trazado y que no eran más que tu entorno; aprendí así que un cuento era un dibujo y eso me costó un regaño en la escuela. Sé que lo recuerdas igual que yo pues ese día llegué llorando donde tú me consolaste; me dijiste que esa maestra no sabía de cuentos. Entonces nos reímos de la pobre. Cuéntame un cuento abuelo. De esos que solías dibujar con tu lápiz a fuerza de ver día a día tantas madrugadas; de saber quedarte en las flores y en las rosas silvestres; de ver florecer los cafetos y detenerte a escuchar cuando crecía el río; de ver caminar las reses, los caballos y al campesino que como tú, araba la tierra para dar de comer a la prole; de consolar el llanto de las madres cuando enfermaba un hijo. Cuéntame uno de aquellos misteriosos que te enseñaron tus padres. Todos tus sentidos captaban y los llevabas tan fiel al lápiz. Cuéntame un cuento abuelo. Quiero escuchar tu voz y para ello debo desdoblar todos los dibujos que me regalaste; tus cuentos sin palabras. ¿Recuerdas cuando le llevé a mi maestra el cuento del ruiseñor? Eso no es un cuento, Fernanda , ¿cuándo lo vas a aprender? ¿No sabes que tu abuelo creció en el campo, cuando aún no había escuelas; él no aprendió a leer, mucho menos a escribir, ¿cómo puede saber lo que es un cuento? Ese día no lloré porque recordé tus palabras: “Esa maestra no sabe de cuentos” y al llegar a casa, medio burlándome de ella, te conté; pero esa vez el que lloró fuiste tú . Intentaste disimularlo diciéndome que te había caído una paja en el ojo y no dije nada; busqué uno de mis libros y te dije: Mira abuelo, ¿ves todas estas palabras y dibujos que hay aquí? Esa maestra se cree que esto es un cuento. ¡Qué poco sabe!, ¿verdad, abuelito? Te quedaste mirando con nostalgia el libro, y cerrándolo, me dijiste: Ven, Ruiseñor, te voy a contar un cuento. archilagomez@hotmail.com. Dic. 24 de 2010 |
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